Poeta Vanguardista sagüero; el Exégeta de “Avance” (periódico Habanero), un excelente conocedor de las letras que llegó incluso a impresionar superlativamente a Don Federico García Lorca durante su viaje a Sagua en 1930.
Su padre Don Arturo Canicer, Sr., era un gran relojero y personaje muy anecdótico y recopilador que murió a los 94 años de edad, el cual llegó a Sagua en 1860 en una goleta que salió directamente desde Baracoa, siendo él quien colocó y ajustó el reloj lumínico de la Iglesia Parroquial y quién aclaró a los jóvenes historiadores sagüeros de principios de siglo que el poeta Plácido le llamaba “Undoso” todo el tiempo al río Sagua por los días que estuvo de visita en la villa.
Durante su visita a Sagua, Federico García Lorca le comunicó al Dr. Gustavo Alvaré (y Alvaré a nosotros) que “Canicer era un personaje sumamente interesante”, pero por si esto fuera poco, a su regreso a La Habana el poeta granadino no salia de su asombro al haber descubierto tanta cultura en un hombrecillo escondido en el interior de la Repúbica de Cuba y le contó al eminente historiador cubano Don Emilio Roig de Leuchsenring que Don Arturo Canicer era “el hombre más extraordinario, más genial de nuestros tiempos, y tal vez., también, de todos los tiempos”. Pero esta narración del historiador cubano merece pertenecer íntegramente a la biografía de Don Arturo ya que, mejor biógrafo que Don Federico García Lorca nunca podrá tener, y mejor homenaje nadie le podrá ofrecer.
Resulta ser que el historiador cubano Don Emilio Roig escribe un artículo titulado: “Federico García Lorca, poeta Ipotrocasmo”, y en este narra parte de su entrevista con Lorca durante su visita a Cuba:
“...Ahora que ustedes lectores conocen bien al García Lorca, “amigo mío”, voy a contarles lo que ocurrió en su visita reciente a Sagua La Grande,
“
“Pero-le interrumpí- ¿quién es ese genio que así te entusiasma?”
“
“Leí el artículo. Léelo tu también lector - íntegro -. Sin conocer ni quitar palabra alguna, ni punto ni coma, aparece al centro de esta página. No creo pecar de exagerado si afirmo que es lo más extraordinario que ha salido de cerebro y pluma humanos (si Canicer Torres escribiera a máquina, cámbiese la pluma por la máquina, y déjese el humana, pues tratándose de Canicer Torres, su máquina de escribir debe estar ya humanizad).”
“Y tú,amigo García Lorca, ¡dichoso tú!mil veces feliz que has logrado la mayor de las consagraciones: que Canicer Torres te encomie al extremo de calificarte como: “poeta ipotrocasmo” que considera tu obra de tal calidad que llegue a afirmar que tu has “dado un epónimo a la nueva ritma literaria”; y como si eso fuera poco, te juzgue un magnífico revolucionario “que se revela contra el epítrope”. ¿Quién se ha atrevido a decir eso de los poetas contemporáneos? Pero dice más de tí:
“García Lorca en sus fenomenologías hace razonamiento intencionales; es un dialéctico y metafísico analista; está contra los paranoicos, contra esos apacionados oníricos visionarios soñadores de todas las épocas”. ¿Como rabiarán Marinello, Tallet, Serpa, Roselló, Acosta y tantos que entre nosotros se consideran grandes poetas?.”
“¡Dichoso tú, amigo Federico!¡Cuanto te envidio, poeta ipotrocasmo!¡Y déjame, por lo menos, revelarme también contra el epítrope!”
“¡Dichoso tú, amigo Federico!¡Cuanto te envidio, poeta ipotrocasmo!¡Y déjame, por lo menos, revelarme también contra el epítrope!”
Artículo de Arturo Canicer Torres en la revista “Carteles”,
La Habana, 27 de Abril de 1930.
El epicentro psicógeno y la euforia en la rítmica Lorquiana.
Por: Arturo Canicer Torres
(Revista “Carteles” La Habana, 27 de Abril de 193, pág 46 y 47)
“García Lorca - poeta ipotrocasmo -el que ha dado un epónimo a la nueva ritma literaria, nos ha visitado no ha muchas horas, y desde el tríptico escenaril del taliano caserón “principal”, nos dio toda la euforia de su ritmo.
Su principal centro, gira en su alma, en su psiquis, preparada -véase porque vórtice plasmático- en una clarividencia poseedora, de la nueva fase, que nos ha inoculado en su peroración literaria, la que apartándose de las medias tintas nos ha bañado de lleno en el anate substancial…
Por: Arturo Canicer Torres
(Revista “Carteles” La Habana, 27 de Abril de 193, pág 46 y 47)
“García Lorca - poeta ipotrocasmo -el que ha dado un epónimo a la nueva ritma literaria, nos ha visitado no ha muchas horas, y desde el tríptico escenaril del taliano caserón “principal”, nos dio toda la euforia de su ritmo.
Su principal centro, gira en su alma, en su psiquis, preparada -véase porque vórtice plasmático- en una clarividencia poseedora, de la nueva fase, que nos ha inoculado en su peroración literaria, la que apartándose de las medias tintas nos ha bañado de lleno en el anate substancial…
García Lorca se revela contra el epítrope, extirpando de plano, y no admitiendo como arbitrios, la introducción de ideas medievales, restadoras de fuerza a la euforia del verso preponderante que es la atención de hoy.
Él -Federico García Lorca- en su Romancero Gitano y en sus estilísticas producciones desde occidente, ya nos indicaba la ruta como Maquiavelo que anunciaba una gran tempestad en las letras -y así yo, embebido en su nueva mecánica, le oí, le escuché encontrando en su vasto campo explicativo no a las simples luciérnagas de luces fructitivas, sino lampos eclatantes, prepotentes focos lumínicos, cuyas proyecciones han dejado a algunos (que se precian de intelectuales) en miopía tiniebliscas.
Todo lo que gravite en una técnica nueva (como no es comprensible) se adapta a la sustracción de fuerza y de calor - por consecuencia - como fenómeno físico, restándole todo esto a un cuerpo viene la inanición.
Pero aquí no vendrá; pues ya todo el que lee, y escudriña, y se ha querido quitar las “escamas” de la retrogradación, con las obras surgidas por un Osvaldo Spenglér, por un Ofander, Mejerson, Iean Steig y otros, y los mismos de Lorca tiene que convenir en que ya los versos de cadencias han pasado a las concupiscencias de la historia.
García Lorca en la tribuna, en sus obras, en sus artículos, ha probado ser un poeta factista –de hecho- y por añadidura eidecos – sustancioso - él se traspone en el magicismo dadaísta; en su mecánica él se va más allá de la literatura –la nada-.
García Lorca -como José María Carretero- en sus fenomenologías hace razonamientos intencionales; es un dialéctico y metafísico analista, está contra los paranoicos, contra esos apasionados oníricos visionarios soñadores de todas las épocas.
Fuí a oír en tribunicio cerco a García Lorca, porque interpretando la vigencia de su módulo, sabía que no iba a encontrarme melismos de cadencia cansona, sino la puridad, que una fobia literaria no echada en campo desbombero, llevaba toda enfática etimología de la palabra no sobada.
En el asta de las nuevas orientaciones de letra flamea el pendón verdoso de la esperanza, y en la clepsidra del tiempo está ahora que los mocetones, los surgidores limpien el cerebro de toda paranoia y digan a los vegetarianos: ¡“aquí estamos con todo nuestro litargirio”!”
Puede imaginarse el lector que de todas las definiciones que se hicieron de Lorca, esta fue la más acertada, según el propio aludido.
Nota: Lorca arribó a Caibarién y Remedios con los inseparables sagüeros Valentín Arenas, Delfín Tomassino, el literato Manuel Gayol Fernández, el poeta Arturo Carnicer Torres, el fotógrafo Pancho Rosales, el periodista Ciro Espinosa y el dramaturgo Juan Domínguez Arbelo. El periódico sagüearo “El Temporal” publicó el acontecimiento.
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